Como te extraño montaña hermosa, que cada mañana me besabas con tu brisa fresca.. donde en tus curvas perdí mi mirada a través de los pensamientos contemplándote ... tan mística, tan clara.. el refugio de mis tardes cansadas. . . . tan serena y calma. Un solido recuerdo de mi esencia en transformación. Un ancla de grandes momentos que albergas en tu seno, cuyo espacio me hizo crecer. En mi corazón yace inmaculada tu silueta, viajando conmigo en mi vuelo, fortaleciendo mis alas y permitiéndome ser. Gracias por dejarme verte cada instante que estuve allí, siendo un punto de referencia de mi existencia, en el momento presente y a través del tiempo.
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